
Consejos para proteger tu piel en la nieve
Hoy en día todos estamos muy concienciados acerca de la necesidad de emplear protección durante las temporadas de sol para evitar daños en nuestra piel. Sin embargo, muchas veces olvidamos realizar un cuidado apropiado de la misma en invierno.
En esta época los viajes a la nieve son muy comunes y suponen un alto riesgo para la salud de nuestra piel. Por ello, si planeas una escapada a la nieve te recomendamos que leas con atención este post.
Lo primero que debes saber es que la superficie de la nieve refleja un gran porcentaje de rayos ultravioleta (hasta un 80%), duplicando su efecto nocivo. Este hecho, sumado a que la radiación ultravioleta aumenta cuando aumenta la altitud, hace que aumente el riesgo de quemaduras. Tomar las medidas de protección adecuadas cuando estamos en la nieve es esencial para prevenir lesiones de la piel o manchas. Además, las quemaduras contribuyen al envejecimiento prematuro de la piel e incluso favorecen la aparición de enfermedades graves como el cáncer.
La recomendación más esencial es emplear crema de protección solar de factor elevado en aquellas zonas que no cubre la ropa (cara, orejas, cuello, manos, etc.). No olvides que la aplicación de este protector debe realizarse al menos media hora antes de la exposición al sol y renovarse cada 2 horas. Este tiempo se reduce en caso de sudoración de las zonas expuestas.
Ten en cuenta que ciertas zonas de nuestro cuerpo, como los labios, son mucho más vulnerables, por lo que es recomendable emplear un producto específico para la protección de las mismas.
Por otra parte, es muy importante que te protejas de los efectos del sol y de las bajas temperaturas empleando la ropa adecuada. Al preparar tu equipo para la nieve recuerda incluir entre tus prendas unas gafas de sol, un gorro, bufanda y guantes.
Otro dato importante a tener en cuenta es que el frío y el viento provocan vasoconstricción en la piel. Es decir, los vasos sanguíneos se contraen disminuyendo la cantidad de oxígeno y nutrientes que llegan hasta las células, lo que impide la renovación celular de los tejidos.
Como consecuencia, nos podemos encontrar con una piel deshidratada, seca, tirante y con rojeces. Por ello, una vez en casa y con la piel limpia, es recomendable emplear crema hidratante. Algo recomendable especialmente en las zonas más expuestas como las manos y la cara, para ayudar a su recuperación.
¡Recuerda también la importancia de beber líquidos y llevar una dieta adecuada para una buena hidratación y nutrición de la piel!
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