protección solar

La protección solar más efectiva para este verano

El verano es la estación en la que más nos exponemos a las radiaciones emitidas por el sol. Todos sabemos que debemos cumplir una serie de normas básicas como aplicar un buen protector solar, cubrirnos la cabeza o evitar la exposición en las horas centrales del día para extremar precauciones.

Casi todos hemos interiorizado estos hábitos básicos, repetidos hasta la saciedad, y es normal que nos protejamos mucho debido a la concienciación sobre los riesgos que supone no hacerlo.

No obstante, aún siguen existiendo gran cantidad de dudas al respecto que esperamos resolver en este artículo.


El daño producido por el sol

El sol emite dos tipos de radiaciones: Ultravioletas A (UVA) y Ultravioletas B (UVB). Las primeras causan un daño más profundo en la piel y están relacionadas con el envejecimiento prematuro. Las UVB producen un daño más superficial, principalmente quemaduras.

Debemos tener en cuenta que la radiación solar induce un efecto inmunomodulador que puede llegar a sobrepasar los efectos más leves y facilitar el desarrollo de un cáncer de piel.

Es indispensable conocer bien nuestro tipo de piel para elegir el protector solar adecuado. El Factor de Protección Solar (FPS) nos muestra el número de veces por el que se multiplica el tiempo que podemos permanecer bajo las radiaciones solares sin llegar a quemarnos.

Todos debemos utilizar un producto con índice de protección 15 como mínimo. No obstante, si tienes una piel sensible, lo recomendado es utilizar un tipo de protección con FPS de 50 o más.

¿Qué cantidad de protección solar debemos colocar y cada cuánto tiempo?

Para que el producto pueda conseguir su efecto, debemos colocar una capa fina sobre la piel, siendo generosos en la aplicación (aproximadamente 2 gramos por cada centímetro cuadrado de piel).

Esta debe realizarse de 15 a 30 minutos antes de exponernos al sol, y se recomienda renovar la aplicación a las dos horas y después de cada baño. El contacto con el agua disminuye el efecto fotoprotector del producto o hace que se caiga de tu piel.

 ¿Qué problemas puede generar una exposición intensa al sol?

  • Quemaduras: suelen ser superficiales, pero hay que prestarles atención, sobre todo a las producidas en niños pequeños.

  • Envejecimiento prematuro: aparición de arrugas, hiperpigmentación, manchas solares, etc.

  • Cáncer de piel: puede ocurrir tras la acumulación de daño a la piel provocada durante varios años de exposición.

  • Piel cetrina: el cambio de la piel hacia un tono verdoso o amarillento debido a la falta de hidratación.

  • Pérdida de luminosidad: si pasamos largas horas bajo el sol, nuestro rostro puede sufrir esta pérdida, ya que la cara es la parte del cuerpo más expuesta a las radiaciones solares en cualquier época del año.

  • Lentigos en la piel: manchas oscuras y pecas producidas por una estimulación extra de la melanina. Podemos notar un tono desigual por la piel de la cara.

Consejos para utilizar correctamente el protector solar

Usar el protector solar correctamente es fundamental para que este pueda conseguir el efecto que deseamos, así como para protegernos de las radiaciones.

Aquí van una serie de consejos para que saques todo el partido cada vez que te lo apliques:

  • Utiliza el protector solar antes de salir de casa y aplícalo con la frecuencia correcta.
  • Si vas a utilizar antimosquitos, es recomendable aplicar previamente el protector solar.
  • Si diariamente aplicas crema facial a tu rostro, debes utilizar el protector solar posteriormente.
  • Úsalo de forma uniforme por todas las zonas de tu cuerpo, sin descuidar ninguna. No descuides tu espalda por “no llegar” bien a la zona, ayúdate de un familiar o amigo si hiciera falta.
  • Sé generoso con las cantidades aplicadas. No pasa nada si alguna zona se queda blanca al extender la crema. Tu piel acabará por absorberla y es mejor pasarnos que quedarnos cortos en la aplicación.

Si sigues estos consejos, obtendrás todos los beneficios que otorga el protector solar: entre otros, te mantendrás protegido de los rayos UV y problemas derivados, tu bronceado durará más tiempo (es un mito que con protección solar no nos bronceamos), mantendrás tu piel hidratada, evitarás manchas y retrasarás el envejecimiento de tu piel.

Toma conciencia de estas conductas y, ¡disfruta del sol este verano!

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